La Vida Secreta de un Maestro de Yoga: 10 Cosas Que tal vez no Sepas. ~ Chris Kiran Aarya & Maya Devi Georg
Enseñar yoga puede parecer atractivo y emocionante para algunos. Parece que tenemos una energía ilimitada, que hacemos yoga todo el día, estirándonos y relajándonos.
Desearíamos que esto fuera verdad. Enseñar yoga es un trabajo, un placer claro está, pero no obstante un trabajo. Estos son algunos hechos poco conocidos sobre lo que es enseñar yoga.
Consideramos que es un verdadero honor enseñarte:
Guiar a un grupo de personas a través de una práctica es una experiencia tan humilde y que nos mueve tanto emocionalmente que, en ocasiones estamos al borde de las lagrimas cuando la clase acaba – Ese es el tipo de impacto que tiene sobre nosotros.
Ver la sinceridad y la vulnerabilidad que llevas a tu práctica, tu coraje en la cara de miedo, el experimentar la alegría y el sentido de aventura cuando te enseñamos algo nuevo es simplemente asombroso.
Por favor, toma en cuenta que también somos humanos:
Hay días en que estamos cansados, nuestros cuerpos duelen, y preferiríamos estar echados en una hamaca con una bebida en la mano mientras alguien nos da masajes en los pies a la vez que otra persona nos echa aire con unas hojas de palma.
Si, hay días en los que no siempre nos sentimos completamente llenos de energía y listos para enseñar, pero le echamos ganas y damos lo mejor que tenemos de todas formas. Como tú, tenemos cuentas que pagar, hijos que cuidar y todas esas “cosas” normales con las que tu tratas a diario. Así que algunas veces puede ser que no nos veamos tan alegres cuando comienza la clase. Pero lo bonito de esto, es que solo después de unos minutos de estarte enseñando todo cambia y recibimos un impulso de energía proveniente del yoga, que nos pone tal como tu estás.
No somos perfecto (lejos de serlo) y algunas veces nuestro mejor esfuerzo quedará corto, pero hagamos un trato; tu trae lo mejor cada vez y nosotros también.
¿Tienes una idea de cuan emocionante es para nosotros verte progresar?
Nuestras clases favoritas son aquellas en las que vemos a uno o varios de ustedes romper una barrera o progresar en un asana – al día siguiente aún seguimos sonriendo por ello. Todos recordamos los sucesos importantes en nuestra práctica (incluyendo por supuesto, cuando no podíamos siquiera tocarnos los dedos de los pies) Así que ver tu progreso y crecimiento es una de las formas de pagarnos sin dinero.
Como padres orgullosos aún recordamos tu primer parado de cabeza y nos encanta especialmente, cuando te vemos hacer cosas que ya nosotros no podemos hacer (o nunca pudimos). Así que por favor, ¡sigue viniendo a clases y sigue practicando!!
Enseñar a principiantes, personas con lesiones y personas con capacidades especiales es un desafío mucho más grande para nosotros, ya que requiere más entrenamiento, paciencia y atención:
Algunos maestros evitan por completo dar estas clases y creemos que se pierden de algo muy especial.
Lo más fácil del mundo es enseñar una clase intermedia o avanzada a un grupo de personas jóvenes, en forma y muy flexibles. Es como enseñarle a un montón de aves a volar – ¡ya saben como hacerlo!
Recientemente interactuamos con una de estas emergentes celebridades del yoga que afirmó que lo único que quiere es enseñar a gente joven y sana. ¡Obvio! No tienes que modificar posturas, ni hacer ajustes, ni siquiera prestar mucha atención cuando das clase a yogis en forma, jóvenes y sanos. Más o menos saben las posturas, son menos propensos a lastimarse (y si se lesionan, pueden salir de ello) y progresan rápidamente.
¡PERO! Para los maestros que llevan largos años en la enseñanza y con experiencia en lesiones, enfermedades y las limitaciones que surgen con la edad ¡es una alegría! Enseñar a esos que necesitan del yoga (¡y esos con limitaciones físicas y enfermedades realmente necesitan hacer yoga!) es mucho más satisfactorio. Ver el progreso de alguien que lucha por volver a caminar o ayudarles a aliviar el dolor crónico es mucho más satisfactorio que ver a alguien hacer un parado de manos perfecto o sentarse en su cabeza.
Algunas veces cuando se aparecen algunos alumnos, nos emocionamos y sabemos que va a ser una gran clase por la maravillosa energía que traen consigo:
Aveces hasta les animamos a que pongan su tapete en cierto lugar dónde su radiante energía pueda infectar a más alumnos en la clase. Si, querido alumno, a veces el maestro necesita un impulso extra, somos bendecidos cuando vienes a clase y en vez de solo tomar energía de la clase, también traes para dar y compartir.
Una clase es una experiencia de grupo y la energía que traes contigo ¡afecta a toda la sala! Así que deja a un lado tu apestosa manera de pensar mientras te acuestas en tu tapete, mantente abierto y receptivo a cambiar tu estado de animo y mente. El yoga afecta los más sutiles aspectos de nuestro ser. Trae lo mejor a cada clase, así sea el peor día de tu vida. Hay consuelo y amor que se puede encontrar en nuestra práctica y en nuestra comunidad!
Como solemos decir, una clase de yoga es como una sopa de piedras energéticas, todos traemos a clase lo que tenemos y lo volvemos una sincera ofrenda que mezclamos entre todos. Lo que luego se nos sirve es más de lo que dimos y ¡exactamente lo que necesitamos!
Ok, no es un secreto, pero hacemos esto porque nos encanta – en serio:
¡Te aseguro que no lo estamos haciendo por el dinero! Algunas veces solo recibimos $2-3 de esa cuota de $15 que tu pagas y si vas a un festival de yoga, usualmente no se nos paga nada. Ah si, y pagamos $4 para estacionar allí y te darás cuenta que nuestro carro no es un Lexus, sino un viejo Datsun con 230,000 Millas encima. En muchos de los estudios de yoga, el maestro de yoga es la persona más pobre de la sala – eso es algo para recordar.
Pasamos muchos años e invertimos miles de dolares en entrenarnos, desarrollar esas habilidades y técnicas para servirte y la mayoría de los maestros nunca recuperarán materialmente lo que han puesto en ello. Lo hacemos porque queremos compartir el hermoso regalo de esta práctica, incluso cuando eso significa que esto requiere un sacrificio de nuestra parte, así que por favor, respeta eso.
También ten en cuenta que al mantenernos 10, 15 o 30 minutos después de clase nos estás quitando nuestro tiempo, así como el tiempo del estudio. La mayoría de las clases son una tras otra, eso puede retrasar el inicio de la próxima clase y roba tiempo al maestro que sigue, así como a los estudiantes que esperan que el espacio sea desalojado.
Cuando nuestro día termina, no queremos más que llegar a casa, comer y realizar nuestras tareas… ¡quizás hasta hacer algo de práctica! Si necesitas mucho tiempo y tienes muchas preguntas, agenda una clase privada con tu maestro. Si, cuesta más, pero la información y la atención personalizada que recibes en una sesión ¡puede transformar por completo tu práctica!
Realmente desearíamos poder ser de más ayuda cuando nos preguntas algún consejo por alguna condición medica o problemas psiquiátricos, pero no estamos entrenados ni tenemos las herramientas para tratar con eso, tampoco sería ético de nuestra parte hacerlo:
Vamos, nuestras 200, 500 o más horas de certificación (y muchos de nosotros invertimos mucho más tiempo estudiando anatomía y fisiología) no se acercan a los años de estudio que se dedican en la facultad de medicina y la residencia.
Si hay alguna molestia en tu cuerpo, nuestro entrenamiento y experiencia puede ayudar a determinar si algo en tu práctica lo está causando o si un asana puede ayudarte. Si te sientes deprimido o confundido, tenemos mucha compasión para compartir.
¿Si quieres algún consejo en tu vida amorosa? Siempre podemos darte nuestra opinión (la cual vale exactamente lo mismo que pagas por ella) Pero más allá de eso, tienes que ir a ver a un médico, fisioterapeuta, psiquiatra, terapeuta o consejero matrimonial.
No practicamos asanas con tanta frecuencia:
Es cierto, y triste. ¡Pero mucha de nuestra energía está dirigida a tu práctica! Muchos de nosotros tenemos trabajos de tiempo completo y enseñamos medio tiempo. Lo que significa que estamos todo el día en un escritorio trabajando (donde nuestros cuerpos pueden volverse más rígidos que el tuyo) a eso le sigue una loca carrera para llegar a clase y enseñar. Otros enseñamos tiempo completo, lo que significa 3-5 clases al día, si tenemos suerte son en el mismo lugar. Si no, pasamos más tiempo en el transito que enseñando.
¿No sería mejor que practicáramos? ¡Por supuesto! Mientras más practicamos, más tenemos que ofrecer. Pero toma mucho más esfuerzo de nuestra parte encontrar el tiempo y la energía para practicar de lo que te imaginas.
El secreto: Los maestros que llevan mucho tiempo son los que han encontrado la manera de enseñar y mantener su practica personal. Así que si quieres la mejor clase posible, encuentra un maestro que lleve bastante tiempo practicando y enseñando.
Indicio: Probablemente van a ser mayores, tengan el pelo gris y no usarán la ropa de yoga más sexy.
Solo porque podemos hacerlo, ¡no significa que podemos enseñarlo! O, solo porque no podemos hacerlo, no significa que no podamos enseñarlo:
Recientemente una amiga nos dijo que no quería seguir haciendo yoga porque más bien parecía ser “un performance de arte”. Eso nos entristeció, pero con festivales de yoga en los que encuentras a celebridades del yoga realizando “shows” de demostraciones de asana (solíamos llamarlas “presentaciones” pero no había ninguna banda de rock o show de luces) y un aluvión de vídeos y fotos en las redes sociales, no es de extrañar que las personas tengan esa impresión.
Pero, solo porque puedas hacer una postura no significa que la puedas enseñar. Un gimnasta puede hacer asanas mejor que un yogi. ¡Un chango puede hacerlas mejor que un gimnasta! Si bien es cierto que tomar una clase con un chango puede ser interesante (y desastroso al mismo tiempo, ya que les gusta lanzar caca), puede que no sea la experiencia transformadora que estás buscando.
Si demostramos una postura, es para mostrar esa postura, como entrar, permanecer y como salir de esta, no para presumir. Si estamos presumiendo, ¡por favor no vengas más a clase! Solo significa que necesitamos revisar nuestro ego y tu falta de asistencia a clase es un claro indicador.
Nos encanta verte conectar y crear lazos de amistad con otros alumnos, ser inclusivos y darle la bienvenida a gente nueva a la comunidad:
Así es como nacen las comunidades, como crecen y como se desarrollan.
La comunidad es una parte importante de la práctica. En nuestras comunidades podemos compartir nuestras alegrías y tristezas, encontrar fuerza cuando estamos débiles y compartir nuestras fortalezas cuando otros las necesitan. Aprendemos y crecemos más – juntos.
Nuestras comunidades espirituales son en realidad las que nos mantienen en nuestro camino, nos mantienen enseñando incluso si estamos sacrificando la comodidad financiera, fines de semana, seguro de salud y cenas con nuestras familias.
Es nuestra comunidad la que nos enseña las lecciones más importantes. Porque es en nuestras comunidades que nos vemos a nosotros mismos reflejados, primero en nuestros estudiantes, luego en todas las cosas.
La gran verdad es que los maestros somos en realidad estudiantes. ¡Enseñamos para aprender de ti!
Al igual que tu, estamos tratando de mejorar nuestra práctica, dominar nuestros cuerpos y mentes para así volver a nuestro verdadero Ser.
Traducido por Jero Elbitar